Las carillas dentales se han vuelto cada vez más populares entre quienes desean mejorar la apariencia de su sonrisa. Pero junto con el interés vienen muchas dudas. En nuestra clínica Movimiento Sonrisas en Lima, recibimos a diario preguntas de pacientes curiosos: “Doctor, ¿qué tan duraderas son las carillas?”, “¿Me tienen que limar mucho el diente?”, “¿Son para mí o necesito ortodoncia mejor?”, entre otras.
En este artículo recopilamos las preguntas frecuentes sobre carillas dentales y sus respuestas, explicadas de manera sencilla y franca por un dentista peruano. Si está considerando mejorar su sonrisa con carillas o simplemente quiere informarse, aquí encontrará aclaraciones a las dudas más comunes sobre este tratamiento estético.
Las carillas dentales son unas finas láminas o "funditas" que se adhieren en la cara frontal de los dientes para mejorar su apariencia. Imagínelas como una especie de “uña postiza” pero para el diente, hecha a medida. Sirven principalmente para corregir problemas estéticos como:
En resumen, las carillas sirven para realizar un “diseño de sonrisa”: blanquear, alinear visualmente y embellecer los dientes frontales de forma rápida (en comparación a ortodoncia o tratamientos largos). Se suelen colocar en los dientes anteriores superiores (los que se ven al sonreír), aunque también pueden ponerse en inferiores si es necesario. Con carillas se puede obtener un cambio dramático en la sonrisa en pocas consultas.
Principalmente existen dos tipos de carillas según su material:
Depende de las expectativas, presupuesto y diagnóstico. Las de porcelana ofrecen la mejor estética a largo plazo y durabilidad (10-15 años o más con cuidado), mientras que las de resina quizás 5-7 años antes de requerir un retoque o reemplazo, y pueden necesitar pulidos periódicos para mantener el brillo. Su dentista le recomendará lo más apropiado.
A veces incluso se combinan: por ejemplo, hacer 6 carillas de porcelana arriba y en los dientes inferiores alguna resina estética según el caso y la mordida.
El proceso varía ligeramente según el tipo de carilla, pero de forma general abarca las siguientes fases:
El dentista examina su sonrisa, escucha qué aspectos le gustaría mejorar y determina si las carillas son viables. Se pueden tomar fotos, radiografías y, a veces, hacer una prueba (mock-up) para visualizar el posible resultado.
En la cita de preparación, se realiza un ligero desgaste del esmalte en la parte frontal y bordes de los dientes que recibirán la carilla. El desgaste suele ser mínimo, aproximadamente de 0.3 a 0.7 milímetros, dependiendo del caso. Es mucho menos que lo que se talla para una corona dental, por ejemplo. Este adelgazamiento del esmalte es necesario para hacer espacio a la carilla y que el diente no quede más prominente de lo normal. Se realiza con anestesia local para que no sienta ninguna molestia. Si el caso es no invasivo (por ejemplo, dientes pequeños donde más bien hay que agregar volumen), a veces ni siquiera se requiere tallar.
Una vez tallados sutilmente los dientes, se toma un molde de precisión de su boca, o se escanea digitalmente, y esa información se envía al laboratorio dental donde confeccionarán las carillas a la medida deseada.
Entre la preparación y la cementación final, sus dientes no quedarán al aire. El dentista suele colocar unas carillas temporales de resina acrílica provisoria, para proteger los dientes y que usted pueda sonreír con normalidad esos días. Estas no serán idénticas al resultado final, pero dan una idea y cumplen su función estética temporalmente. Hay que tratarlas con cuidado porque son más frágiles que las definitivas.
Cuando las carillas de porcelana están listas (esto puede tomar de unos días a un par de semanas según el laboratorio), se hace la cita de colocación. Se retiran las provisionales, se prueba cada carilla sobre el diente para verificar ajuste y estética. Si todo está bien y al paciente le encanta cómo se ven, se procede a pegar. El pegado se hace con un cemento resinoso especial, bajo aislamiento (para que no se contamine con saliva). Se acondiciona la superficie del diente y de la carilla, se coloca el cemento y se posiciona la carilla. Luego se aplica luz especial para polimerizar (endurecer) el cemento. Se remueven excesos y se pule. ¡Y listo! Ahora la carilla queda firmemente unida al diente.
Se verifica la mordida, que los dientes no choquen prematuramente contra las carillas. Si es necesario, se ajustan un poco las superficies. También se enseña al paciente cuidados específicos.
¿Duele? Generalmente, no. Se usa anestesia durante el desgaste, así que no sentirá dolor en esa etapa. Después, puede haber una ligera sensibilidad en los dientes preparados mientras usa los provisionales, porque se removió un poco de esmalte.
Esa sensibilidad suele desaparecer una vez puestas las carillas definitivas, ya que estas actúan de "nuevo esmalte" cubriendo el diente. La cementación en sí no duele; a veces es un proceso algo largo porque hay que ser meticuloso, pero no doloroso. Muchos pacientes salen sorprendidos de lo sencillo que fue y encantados con su sonrisa transformada.
Es una preocupación comprensible: uno piensa “me limarán los dientes, ¿y si luego quedo peor?”. Las carillas requieren la remoción de una fina capa de esmalte en la mayoría de los casos, lo cual es irreversible. Sin embargo, cuando son bien indicadas y confeccionadas, no dañan la salud del diente. Algunos puntos tranquilizadores:
En resumen, las carillas no "dañan" los dientes si se hacen adecuadamente, pero sí alteran de forma permanente su superficie. Por eso la decisión debe ser informada: uno se compromete a ese cambio permanente en pro de una mejora estética significativa. Millones de personas las tienen con resultados excelentes sin ningún problema en sus dientes naturales subyacentes.
La duración de las carillas depende del material y del cuidado del paciente:
En ambos casos, la duración se alarga si:
En caso de que una carilla se desprenda o rompa con los años, se puede volver a colocar (si salió entera) o confeccionar una nueva. No es común que se caigan así como así; si ocurre, acuda al dentista con la carilla para ver si se puede recementar.
Las carillas, especialmente las de porcelana, no requieren un cuidado muy complicado, básicamente mantener la misma salud oral que se debe tener con dientes naturales y evitar acciones que las puedan dañar:
En esencia, trate a sus carillas con el mismo cariño (o más) que a sus dientes naturales: buena limpieza, nada de actos temerarios con ellos, y tendrán larga vida.
En general, son buenos candidatos quienes tienen problemas estéticos leves a moderados en sus dientes frontales (de color, forma o pequeños espacios), cuentan con una mordida relativamente estable y suficiente esmalte dental sano. También es importante no tener problemas activos de encías o bruxismo sin controlar (de lo contrario, habría que tratarlos antes o tomar precauciones). En definitiva, el odontólogo evaluará si sus dientes y mordida permiten las carillas y si sus expectativas son alcanzables con este tratamiento.
El precio de las carillas puede variar ampliamente dependiendo de varios factores: el material (porcelana suele ser más cara que resina), la cantidad de dientes a tratar, la complejidad del caso, la experiencia del profesional y la tecnología utilizada. Las carillas de porcelana suelen costar significativamente más por diente que las de resina compuesta, debido al proceso de laboratorio y las propiedades superiores de la porcelana.
En Lima, por ejemplo, el precio de cada carilla de porcelana se mide en varios cientos de soles, mientras que las de resina directa son más económicas (aunque, como mencionamos, pueden requerir recambios más frecuentes a largo plazo).
Sí, es un tratamiento que implica una inversión notable, sobre todo si se van a hacer múltiples carillas (por ejemplo 6 u 8 frontales superiores para un cambio completo de sonrisa). Muchas clínicas ofrecen facilidades de pago o financiamiento porque comprenden que no es accesible para todos de golpe.
Ahora, hay que considerar el costo-beneficio: para muchas personas, la seguridad y satisfacción de tener la sonrisa que siempre quisieron no tiene precio. Es una inversión en autoestima y presentación personal.
Lo importante es no buscar “gangas” en tratamientos estéticos, porque una carilla mal hecha puede ser dinero desperdiciado y traer problemas. Es mejor hacerlo con un profesional de confianza, que use materiales de calidad.
Las carillas dentales pueden ser la solución ideal para lograr la sonrisa de sus sueños, pero como vimos, surgen muchas preguntas en el proceso. Esperamos que esta recopilación de dudas frecuentes le haya dado claridad y confianza. Recuerde que cada sonrisa es única, y la decisión de colocarse carillas debe tomarse tras una consulta personal donde un profesional evalúe sus necesidades.
En Movimiento Sonrisas nos apasiona crear sonrisas hermosas y naturales. Si está considerando un tratamiento con carillas en Lima, Perú, lo invitamos a visitarnos. Revisaremos su caso, responderemos cualquier pregunta adicional que tenga y le propondremos un plan sin compromiso.
Contáctenos y dé el primer paso hacia esa sonrisa soñada. ¡Estamos aquí para acompañarlo en su camino a lucir sus dientes con orgullo y alegría!
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