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Trastornos de la articulación temporomandibular (ATM)

Escrito por Movimiento Sonrisas | Jun 2, 2025 7:45:00 PM

¿Siente dolor al abrir la boca o al masticar? ¿Escucha chasquidos en la mandíbula o nota que se le cansa la cara? Estos pueden ser signos de un trastorno de la articulación temporomandibular (ATM).

La ATM es la articulación que conecta la mandíbula inferior con el cráneo, justo frente a cada oído, y es una de las articulaciones más usadas del cuerpo (piénselo, la usa para hablar, comer, bostezar, etc.). Los problemas en esta articulación y los músculos que la rodean se conocen como trastornos temporomandibulares o simplemente "problemas de ATM". Afectan a muchas personas, especialmente adultos jóvenes y de mediana edad, y son más comunes en mujeres (por razones que aún se investigan).

En este artículo explicaremos qué son los trastornos de la ATM, sus causas, síntomas y qué opciones de tratamiento existen. Lo haremos en un tono claro y comprensible, como si su dentista en Lima le estuviera aclarando todas sus dudas sobre ese dolor de mandíbula que lleva tiempo molestándole. La buena noticia es que la mayoría de estos trastornos pueden manejarse con tratamientos conservadores y hábitos saludables. ¡Veamos más a fondo!


¿Qué es la ATM y por qué puede dar problemas?

La articulación temporomandibular (ATM) es una articulación compleja formada por:

  • El hueso temporal del cráneo (en la base, a los lados de la cabeza).
  • La mandíbula o maxilar inferior, cuyo extremo (cóndilo mandibular) encaja en una cavidad del temporal.
  • Un pequeño disco de cartílago entre ambos huesos, que actúa como amortiguador y facilita los movimientos suaves.
  • Músculos y ligamentos alrededor que permiten los movimientos de abrir, cerrar y mover la mandíbula hacia los lados o adelante.

Piensa en la ATM como una bisagra deslizante: no solo abre y cierra (como una puerta) sino que también se desliza hacia adelante cuando abrimos mucho la boca. Gracias a ella podemos masticar eficientemente y hablar.

Un trastorno de la ATM ocurre cuando algo en este sistema deja de funcionar bien. Puede ser el disco que se mueve de forma inadecuada, los músculos que se tensan o espasman, los ligamentos distendidos, o cambios en los huesos por desgaste (artrosis) o inflamación (artritis). Esta disfunción puede generar dolor local, ruidos articulares y limitación del movimiento.


Causas de los trastornos temporomandibulares

No hay una única causa; a menudo es multifactorial. Algunas causas y factores de riesgo comunes son:

  • Bruxismo (rechinar o apretar los dientes): Es quizás la causa número uno. Las personas que aprietan mucho la mandíbula, sobre todo durante el sueño o en situaciones de estrés, sobrecargan la articulación y los músculos. Esta tensión crónica puede desplazar el disco o inflamar la articulación. Muchas veces un paciente con ATM presenta desgaste dental por bruxismo y dolor muscular facial.
  • Estrés y ansiedad: Relacionado con lo anterior, el estrés psicológico a menudo se manifiesta físicamente apretando la mandíbula. Incluso sin bruxismo nocturno, algunas personas mantienen la mandíbula rígida durante el día inconscientemente. El estrés también aumenta la percepción de dolor, por lo que molestias leves se pueden sentir más intensas.
  • Traumas o lesiones: Un golpe fuerte en la cara (accidente de tránsito, caída, deporte de contacto) puede lastimar la articulación o desplazar el disco. Incluso abrir la boca excesivamente (como en ciertos procedimientos dentales largos) puede en casos raros desencadenar un problema articular.
  • Mala oclusión dental: Si los dientes no encajan bien, la mordida puede forzar la articulación a posiciones incómodas. Por ejemplo, personas sin muelas posteriores tienden a sobrecargar las frontales y la ATM, o una mordida cruzada unilateral puede hacer trabajar más un lado de la mandíbula que el otro. No todas las malas oclusiones causan problemas de ATM, pero en algunos pacientes es un factor contribuyente.
  • Hiperlaxitud ligamentaria: Hay individuos con articulaciones muy flexibles (hiperlaxos); en ellos, el disco de la ATM puede desplazarse con más facilidad. Por eso a veces se ve ATM ruidosa en gente joven hiperlaxa o en ciertos trastornos como el síndrome de Ehlers-Danlos.
  • Artritis degenerativa o inflamatoria: Al igual que las rodillas o dedos, la ATM puede sufrir artrosis (desgaste del cartílago) con la edad o por uso excesivo. También condiciones autoinmunes como la artritis reumatoide pueden atacar esta articulación, llevándola a deterioro.
  • Hábitos parafuncionales: Masticar chicle todo el día, morderse las uñas, sostener objetos con la mandíbula (como sujetar alfileres con los dientes al coser) son ejemplos de microtraumas repetitivos que pueden contribuir.

A menudo, un mismo paciente tendrá varios factores: por ejemplo, una persona estresada que aprieta los dientes y además tiene una pequeña desviación en la mordida. Todo sumado provoca la disfunción.


Síntomas de los trastornos de la ATM

Los síntomas pueden variar en tipo e intensidad, pero los principales son:

  • Dolor o molestia en la mandíbula y zona de la sien/oído: suele empeorar al masticar, bostezar o abrir mucho la boca. Puede ser unilateral (un lado) o bilateral. A veces el dolor se irradia a cuello o hombros debido a la tensión muscular asociada.
  • Ruidos articulares: chasquidos, clics o crujidos al abrir o cerrar la boca. Pueden ser indoloros o acompañar al dolor. Un sonido tipo “pop” suele indicar que el disco se está desplazando y volviendo a lugar. Si hay un ruido como "arena" puede ser desgaste óseo.
  • Limitación de movimiento: dificultad para abrir bien la boca (trismo) o para mover la mandíbula hacia un lado. En ocasiones la boca “se traba” abierta o cerrada momentáneamente. Por ejemplo, puede que al despertar sienta la mandíbula rígida y solo pueda abrir poco hasta que se “afloja”.
  • Sensación de mandíbula fuera de lugar: algunos pacientes sienten como si la mordida ya no encajara bien, o como que la mandíbula “no está alineada” temporariamente, especialmente después de un episodio de clic o de mucho estrés.
  • Espasmos musculares en los músculos maseteros (mejillas) o temporales (sien): se sienten duros o cansados, a veces dan cefaleas (dolores de cabeza tensionales) o dolor al tocarlos.
  • Síntomas asociados al oído: debido a la cercanía, pueden presentarse zumbidos (tinnitus), sensación de oído lleno o incluso ligeros mareos. Importante, si hay disminución de audición o dolor de oído, hay que distinguir si es problema de ATM o una patología otológica real (a veces coexisten).
  • Otros: en casos crónicos, puede haber desgaste dental (por bruxismo relacionado), o cambios en la postura (gente que protege la mandíbula manteniéndola siempre ligeramente abierta, etc.).

¡OJO! No todos los síntomas tienen que estar presentes. Hay personas con mucho ruido articular pero poco dolor, y viceversa. Si reconoce varios de estos signos, conviene evaluar la ATM.


Tratamiento de los trastornos temporomandibulares

El abordaje suele ser multidisciplinario y gradual, empezando por lo menos invasivo a medidas más complejas.

 

1. Medidas conservadoras en casa

La gran mayoría de pacientes mejora con cuidados simples:

  • Dieta blanda: evite alimentos duros, pegajosos o que requieran abrir grande la boca (mejillones, sándwiches muy altos). Por unos días o semanas consuma comidas más suaves, cortadas en trozos pequeños, para no sobrecargar la mandíbula.
  • Calor local y masajes: aplicar calor húmedo moderado en la zona de la articulación (por delante del oído) y en los músculos adyacentes, unos 10-15 minutos, 2-3 veces al día, ayuda a relajar. Un paño tibio o una bolsita de agua caliente envuelta sirve. Después del calor, masajear suavemente los músculos de la mandíbula puede aliviar la tensión.
  • Ejercicios mandibulares: bajo indicación profesional se pueden hacer ejercicios: por ejemplo, abrir y cerrar la boca lentamente en línea recta (frente a un espejo para guiarse), mover la mandíbula lateralmente dentro de límites sin dolor, ejercicios de resistencia controlada con la mano, etc. Estos fortalecen y reeducan los músculos y la articulación. Es importante hacerlos suave, sin forzar a dolor intenso.
  • Evitar hábitos nocivos: nada de masticar chicle, morderse uñas, lápices, ni apretar los dientes conscientemente. Intente mantener los dientes ligeramente separados cuando esté en reposo (una posición de “descanso” de la mandíbula). Puede pegar notitas en su espacio de trabajo que digan “relaja tu mandíbula” como recordatorio.
  • Técnicas de relajación: si el estrés es factor, incorporar métodos de manejo del estrés es parte del tratamiento. Puede ser practicar respiración profunda, meditación, yoga, terapia psicológica cognitivo-conductual para aprender a manejar la ansiedad. Esto a la larga reduce la tendencia a apretar la mandíbula.
  • Férula oclusal (placa miorrelajante): Es uno de los tratamientos estrella. Consiste en un aparato removible de acrílico duro, hecho a medida, que se coloca generalmente en la arcada superior (a veces inferior) y se usa típicamente por las noches. La férula de descarga tiene varias funciones: protege los dientes del desgaste por bruxismo, estabiliza la mordida en una posición de reposo (lo que reduce la actividad muscular involuntaria) y puede ayudar a reubicar ligeramente la mandíbula para disminuir presión en la articulación. Muchos pacientes notan mejoría del dolor y la rigidez matutina al usarla. Es importante que sea bien confeccionada y ajustada periódicamente por el dentista, ya que una férula mal hecha podría empeorar las cosas.


2. Medicamentos

No son una solución por sí mismos, pero ayudan en fases agudas:

  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno para reducir inflamación y dolor.
  • Relajantes musculares de noche (como diazepam en dosis bajas o ciclobenzaprina) en casos de espasmos fuertes, por períodos cortos.
  • Analgésicos comunes o, si el dolor es muy intenso, quizá un analgésico más fuerte temporalmente. En algunos casos, se han utilizado inyecciones locales de anestésicos o corticosteroides dentro de la articulación para cuadros inflamatorios severos, pero esto lo realiza un especialista y no es de primera línea.

3. Fisioterapia y rehabilitación

Un fisioterapeuta especializado en ATM puede aplicar terapias como láser, ultrasonido, corrientes TENS, además de enseñar estiramientos y ejercicios guiados. La fisioterapia puede acelerar la mejoría, sobre todo en casos con mucha limitación de apertura o dolor muscular crónico.


4. Tratamientos odontológicos adjuntos

Si se identifica un problema dental que contribuya (por ejemplo, un contacto prematuro muy evidente en la mordida), el dentista podría pulir mínimamente ese punto. O si faltan muelas y eso ha sobrecargado la articulación, podría recomendar reponerlas con prótesis para balancear la mordida. En algunos casos específicos, corregir la maloclusión con ortodoncia ayuda a largo plazo, pero no es garantía de eliminar un trastorno de ATM, por lo que se evalúa con cuidado.

  • Terapia psicológica o manejo del dolor: Para pacientes en quienes la ansiedad o depresión agravan el problema, la intervención psicológica es muy útil. También clínicas de dolor orofacial pueden emplear técnicas como biorretroalimentación (biofeedback) para enseñar al paciente a controlar la tensión mandibular, o hipnosis clínica, etc. Es un enfoque integral mente-cuerpo.
  • Procedimientos invasivos (último recurso): La gran mayoría no llegará a necesitarlos, pero existen:
    • Artrocentesis: Se lava la articulación con suero fisiológico bajo anestesia local/sedación para eliminar productos inflamatorios y mejorar la movilidad. Es mínimamente invasivo y a veces alivia casos con bloqueo de apertura.
    • Artroscopía de ATM: Similar a la artroscopia de rodilla, se inserta una cámara y herramientas diminutas para reparar o liberar estructuras internas de la ATM. Requiere un cirujano maxilofacial entrenado en esta técnica.
    • Cirugía abierta de ATM: Muy pocas veces necesaria, por ejemplo en casos de anquilosis (fusión de la articulación) o daño severo estructural. Implica acceder a la articulación directamente, reposicionar el disco o incluso reemplazar parte de la articulación. Es el último recurso debido a su complejidad y al hecho de que no siempre garantiza eliminar el dolor (por eso se agotan antes todas las medidas conservadoras).

La mayoría de pacientes mejora con la combinación de varios de los métodos conservadores mencionados. Es importante tener paciencia; los trastornos de ATM a veces tardan semanas o meses en resolverse completamente, y pueden tener altibajos. Un manejo constante y hábitos saludables suelen brindar un buen pronóstico.


Preguntas frecuentes sobre los trastornos de la ATM

 

1. ¿El bruxismo es la causa de mis problemas de ATM?

En muchos casos, sí, el bruxismo (hábito de apretar o rechinar dientes) es un factor principal de los trastornos temporomandibulares. Cuando usted aprieta fuerte la mandíbula, ejerce una presión enorme en la articulación (hasta 10 veces más que al masticar comida).

Esto puede inflamar los tejidos, fatigar los músculos y desplazar el disco articular. Si además de dolor de ATM usted nota sus dientes planos o desgastados, amanecer con la mandíbula adolorida o con los músculos de la cara tensos, es muy probable que esté bruxando. El manejo del bruxismo (con férula nocturna, técnicas de relajación, etc.) suele ser esencial para que mejoren los síntomas de ATM.

Dicho eso, hay personas con bruxismo que no desarrollan grandes problemas de ATM y viceversa, pero la correlación es alta. Así que sí: controlar el bruxismo es frecuentemente parte del tratamiento de la ATM.


2. ¿Qué debo hacer si se me traba la mandíbula y no puedo cerrarla o abrirla?

A veces ocurre un episodio agudo llamado "luxación" o bloqueo de la mandíbula. Por ejemplo, se queda con la boca abierta y no puede cerrarla (luxación abierta), o siente que no puede abrir más de cierto límite como si algo mecánico lo impidiera (bloqueo cerrado por un disco desplazado que no vuelve a su lugar). En esos casos:

  • Mantenga la calma; trate de relajar los músculos. Si está con la boca abierta trabada, no intente forzarla a cerrar bruscamente, podría lesionar más. Aplique algún hielo o compresa fría en la zona inmediatamente (eso reduce espasmos).
  • Acuda de emergencia al dentista o a un servicio de urgencia. Un profesional puede hacer una maniobra manual para recolocar la mandíbula (en caso de luxación abierta, generalmente se realiza con anestesia local o sedación leve: el médico/dentista empuja hacia abajo y atrás la mandíbula para encajarla de nuevo). No intente esa maniobra usted mismo porque podría empeorar la lesión si no sabe cómo.
  • Después de un episodio así, es muy importante el seguimiento: probablemente le indicarán una férula y ejercicios para evitar que vuelva a trabarse, ya que una vez que ocurre, tiende a repetirse si no se toman medidas.
  • Si la mandíbula se traba en posición cerrada (no puede abrir más de cierto grado), generalmente es por el disco desplazado que no regresa. En ese caso, a veces con medicación (antiinflamatorios, relajantes) y fisioterapia puede destrabarse en unos días. Si no, procedimientos como la artrocentesis pueden ayudar a liberar el disco.

En resumen, si “se le desencaja” la mandíbula, requiere asistencia profesional lo antes posible para recolocarla y evitar daños. Y posteriormente un plan para prevenir recurrencias.


3. ¿Es necesaria la cirugía para solucionar los problemas de ATM?

En la mayoría de pacientes no es necesaria la cirugía. La gran mayoría de trastornos de ATM se manejan con las terapias conservadoras que mencionamos (férula, ejercicios, medicación, etc.) y logran mejorar o al menos controlar los síntomas sin llegar a una intervención quirúrgica. La cirugía de ATM está reservada para casos específicos, como:

  • Daño interno grave que no responde a ningún tratamiento en un periodo prolongado y que limita mucho la vida del paciente (por ejemplo, un disco desplazado irreducible que causa bloqueos constantes y dolor intenso).
  • Anomalías anatómicas significativas, tumores en la articulación, anquilosis (hueso fusionado que impide totalmente el movimiento).
  • Desórdenes degenerativos extremos. Incluso en esos casos, se suele intentar primero la artroscopía mínimamente invasiva y la artrocentesis antes de una cirugía abierta tradicional.
  • La cirugía, como último recurso, puede consistir en reposicionar o remover el disco dañado, alisar superficies articulares o en casos extremos, colocar una prótesis de ATM. Son procedimientos que requieren un cirujano maxilofacial con experiencia en articulación temporomandibular.
Pero recalco: no tema que lo vayan a operar de entrada. Los dentistas y especialistas agotarán tratamientos simples (que en la mayoría de personas funcionan) antes de considerar cirugía. Con paciencia, la fisioterapia y la férula dan muy buenos resultados en la mayoría de situaciones, evitando llegar al bisturí.


Movimiento Sonrisas: cuidando tu salud bucal

Los trastornos de la ATM pueden ser molestos y a veces frustrantes, pero rara vez son peligrosos. Con la orientación adecuada y cambios en hábitos, es posible recuperar la comodidad al abrir la boca y vivir sin ese dolor constante. Si usted sospecha que padece un problema de ATM, no lo deje pasar: un diagnóstico temprano puede ahorrarle complicaciones.

En Movimiento Sonrisas, clínica dental en Lima, contamos con profesionales capacitados en el manejo de disfunciones temporomandibulares. Evaluaremos su caso de forma integral, identificando las posibles causas y ofreciéndole un plan de tratamiento personalizado (ya sea ejercicios, férula, derivación a fisioterapia u otros).

Contáctenos para agendar una consulta; estamos comprometidos en ayudarlo a aliviar su dolor de mandíbula y a que recupere la armonía en algo tan básico y valioso como poder comer, hablar y bostezar sin preocupación. ¡Su bienestar es nuestra prioridad, queremos verlo sonreír sin molestias!

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