
Si al abrir la boca para bostezar o al masticar escucha un crujido o chasquido en la mandíbula, es natural que sienta preocupación. Muchas personas acuden a nuestra clínica en Lima comentando: "Doctor, me cruje la mandíbula cuando como, ¿es grave?" Este ruido en la articulación de la mandíbula puede ser desconcertante, pero no siempre indica un problema serio. A veces es pasajero, otras veces puede ser un signo de alguna alteración en la articulación temporomandibular (ATM). La ATM es la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo, justo en frente del oído, y es la responsable de que podamos abrir y cerrar la boca, hablar y masticar.
En este artículo, explicaremos de forma clara y cercana por qué crujen las mandíbulas, cuáles son las causas comunes detrás de esos ruidos articulares y qué opciones de tratamiento existen si el crujido viene acompañado de dolor u otras molestias. Como dentista peruano preocupado por la salud de mis pacientes, quiero brindarle información útil para que entienda qué pasa en su cuerpo y sepa cuándo es necesario buscar ayuda profesional.
Causas del crujido de mandíbula
El sonido de clic, chasquido o crujido en la mandíbula suele originarse en la articulación temporomandibular (ATM). Pensemos en la ATM como una bisagra compleja: tiene huesos (la mandíbula y una parte del cráneo llamada hueso temporal), un disco de cartílago entre ambos (que actúa como cojín) y varios músculos y ligamentos que permiten el movimiento. Un chasquido mandibular ocurre generalmente cuando ese disco de cartílago se mueve fuera de su posición normal por un instante y luego vuelve a encajar, produciendo el sonido.
Veamos las causas más comunes:
- Desplazamiento del disco articular: Dentro de la ATM, el disco debe moverse suavemente con la mandíbula. Si el disco se desplaza ligeramente de su lugar (por ejemplo, por un movimiento brusco o por tensión en la articulación), puede causar un "pop" al volver a la posición. Esto a veces sucede sin razón aparente y no siempre causa dolor. Muchas personas tienen un ligero desplazamiento discal y solo notan el sonido. Sin embargo, en algunos casos puede asociarse a dolor o a sensación de trabamiento de la mandíbula.
- Bruxismo y tensión muscular: El hábito de apretar o rechinar los dientes, conocido como bruxismo, es bastante común, especialmente durante el sueño o en situaciones de estrés. Esta tensión constante en los músculos mandibulares puede desestabilizar la articulación y el disco con el tiempo. Además de causar crujidos, el bruxismo puede llevar a dolores en los músculos de la cara, cabeza o cuello, y desgaste dental.
- Mala alineación dental o mordida desbalanceada: Si los dientes no encajan bien al morder (lo que llamamos una maloclusión), la mandíbula podría estar haciendo movimientos forzados o asimétricos. Con el tiempo, esta dinámica anormal puede generar ruidos articulares. Por ejemplo, una persona que tiene un lado de la mordida más alto que el otro, cada vez que cierra la boca puede estar sobrecargando un lado de la ATM, provocando clicks en ese lado.
- Lesión o trauma en la mandíbula: Un golpe fuerte en la mandíbula (como al caer, un accidente automovilístico o practicando deporte) puede lastimar la articulación o desplazar el disco. Después de una lesión, es posible que se experimenten ruidos, dolor o dificultad para mover la mandíbula.
- Hiperextensión o movimientos mandibulares amplios: Abrir la boca demasiado grande al bostezar o morder algo muy voluminoso puede provocar un crujido. Esto generalmente es momentáneo; el disco se mueve más allá de su límite y produce un sonido. Por eso a veces al bostezar muy fuerte escuchamos un clac. Si no hay dolor ni repetición constante, suele ser inofensivo.
- Artrosis o desgaste de la articulación: En personas mayores (o en casos de mucho estrés articular), la ATM puede sufrir desgaste de sus superficies óseas o inflamación crónica (artritis). Esto puede ocasionar ruidos, aunque típicamente el crujido por artritis va acompañado de rigidez o dolor sordo en la articulación.
Es importante observar si el crujido viene solo o con otros síntomas. Un ruido aislado, sin dolor ni trabas, a veces no necesita más que observación. En cambio, si el chasquido va acompañado de dolor al masticar, dificultad para abrir completamente la boca, sensación de que la mandíbula “se traba” o se desencaja, o dolor de cabeza y oído, entonces es señal de un trastorno temporomandibular que merece atención profesional.
¿Es grave que la mandíbula truene?
Encontrarse con que la mandíbula truena o suena puede generar ansiedad. La buena noticia es que en muchos casos no es algo grave. De hecho, se estima que un porcentaje significativo de la población tiene algún ruido en la ATM en algún momento de su vida, y la mayoría no progresa a un problema serio.
Situaciones en las que el crujido no suele ser grave:
- Si sucede raras veces (por ejemplo, solo cuando abre la boca muy grande para morder un sándwich).
- Si no hay dolor asociado ni limitación en el movimiento.
- Si apareció en un periodo de estrés y luego mejora al reducir la tensión.
En estos casos, se recomienda cuidado conservador: ser consciente de no forzar demasiado la mandíbula, manejar el estrés, evitar hábitos como masticar chicle, y observar. Muchas veces el sonido disminuye con el tiempo o simplemente la persona se acostumbra sin que empeore.
Sin embargo, un crujido persistente o que empeora, especialmente si hay dolor o cambios en la función, puede indicar:
- Síndrome de disfunción temporomandibular: una condición donde la articulación y músculos de la mandíbula no están funcionando armoniosamente. Puede incluir dolor muscular, dolor articular, chasquidos y dificultad para abrir la boca.
- Luxación discal con reducción: es un término técnico para cuando el disco se desplaza (luxa) y luego vuelve a posición (reducción) cada vez que abre la boca, generando un click. Mientras el disco logre volver a su sitio (reducción), la boca puede abrir. Si llega el día en que el disco no regresa a su posición (sin reducción), la mandíbula puede "trabar" y no abrir completamente.
- Desórdenes degenerativos o inflamatorios: como la artritis, que requieren manejo médico.
En síntesis, preste atención a su cuerpo: si solo suena pero no duele, obsérvelo; si duele o la función está alterada, es momento de buscar tratamiento.
Tratamiento para el crujido de la mandíbula
El enfoque de tratamiento dependerá de la causa y severidad de los síntomas. En la mayoría de los casos se opta por medidas conservadoras y no invasivas para aliviar la molestia y prevenir que empeore:
- Autocuidados y cambios de hábitos: Es el primer paso. Esto incluye:
- Evitar abrir la boca excesivamente (por ejemplo, tener cuidado con bostezos muy amplios o morder alimentos muy grandes; se puede cortar la comida en pedazos más pequeños).
- No masticar chicle ni objetos duros (hielo, lápices, uñas). Darle un "descanso" a la mandíbula para que no esté sobrecargada de trabajo.
- Aplicar calor húmedo moderado en la zona de la articulación (cerca del oído) un par de veces al día, unos 10-15 minutos. El calor ayuda a relajar los músculos tensos y mejora la circulación en la articulación, aliviando posibles inflamaciones leves.
- Practicar ejercicios suaves de la mandíbula: Su dentista o fisioterapeuta puede indicarle ejercicios de apertura controlada, movimientos laterales suaves o masajes en los músculos maseteros (los de la mejilla) y temporales (los de la sien) para relajarlos. Un ejercicio simple es abrir la boca lentamente hasta un punto cómodo (no forzar más allá del chasquido), mantener unos segundos, y cerrar; repetir unas 5-10 veces, varias veces al día.
- Manejo del estrés: puesto que la tensión emocional a menudo se traduce en apretar la mandíbula, técnicas de relajación como respiración profunda, meditación o yoga pueden indirectamente reducir la frecuencia de los crujidos y prevenir que se desencadenen episodios dolorosos.
- Férula o guarda oclusal: Si se sospecha de bruxismo o una sobrecarga en la articulación, el dentista puede confeccionar una férula de descarga (un aparato de acrílico transparente similar a un protector bucal que se usa generalmente por las noches). Esta férula ayuda a que la mandíbula descanse en una posición neutra y protege los dientes del desgaste. Muchos pacientes notan que usando la férula, por la mañana tienen menos tensión en la mandíbula y disminuyen los ruidos y dolores.
- Medicamentos si es necesario: En casos donde hay dolor o inflamación, se pueden recetar antiinflamatorios no esteroideos (AINES) como ibuprofeno para desinflamar la articulación, o relajantes musculares para reducir espasmos. Estos medicamentos suelen ser temporales, mientras se implementan los otros cuidados. Si el dolor es intenso, el dentista o médico podría indicar un corto período con un relajante más fuerte o derivar a un especialista en dolor orofacial.
- Fisioterapia y ejercicios mandibulares: Un fisioterapeuta especializado en trastornos de ATM puede ser de gran ayuda. Además de enseñar ejercicios, puede aplicar terapias como ultrasonido, láser terapéutico o masajes profundos para mejorar la función articular. La terapia física suele mejorar la apertura de la boca y reducir los clics si están relacionados a desequilibrios musculares.
- Reajuste oclusal (cuando corresponde): Si el dentista detecta que alguna interferencia en su mordida está causando el problema, podría sugerir un pequeño ajuste dental (desgastar mínimamente un punto alto) para equilibrar la mordida. En casos más complejos de maloclusión, podría incluso recomendar ortodoncia para corregir la posición de los dientes y así armonizar la mordida y la articulación. Este tipo de tratamiento se valora cuidadosamente y se usa solo si hay indicios claros de que la mordida defectuosa es la causa principal de la disfunción de la ATM.
- Tratamientos avanzados: Afortunadamente, rara vez se requiere cirugía para un problema de mandíbula que cruje. Pero en situaciones severas donde otros tratamientos no ayudan y el paciente tiene dolor crónico o la mandíbula se traba con frecuencia, existen procedimientos como la artrocentesis (lavado de la articulación con suero para mejorar el movimiento), la artroscopia de la ATM (una cirugía mínimamente invasiva para reposicionar o limpiar la articulación) o en casos extremos, cirugía abierta de la articulación. Estas opciones son el último recurso y generalmente se manejan con un especialista en cirugía maxilofacial.
Lo esencial es recordar que la mayoría de las veces, los ruidos articulares mejoran o se controlan con medidas simples. Cada paciente es distinto: algunos pueden necesitar solo evitar chicle y listo, otros quizás requieran usar una férula nocturna por un tiempo. Por eso es importante una evaluación personalizada.
Preguntas frecuentes sobre el crujido mandibular
Q1: Si mi mandíbula hace ruido pero no me duele, ¿debo ir al dentista?
Si el ruido es ocasional y no hay dolor ni limitación de movimiento, puede no ser urgente. Aun así, mencione el tema en su próxima visita de control dental. El dentista evaluará la articulación y podrá notar si hay algún signo de problema (como desgaste en dientes por bruxismo, o limitación en la apertura). Es mejor tenerlo registrado. Si el ruido es muy frecuente o le incomoda psicológicamente, una consulta le dará tranquilidad. Recuerde: más vale prevenir que lamentar, y a veces con simples recomendaciones se evitan complicaciones futuras.
Q2: ¿Puede el estrés realmente causar estos chasquidos en la mandíbula?
Indirectamente sí. El estrés suele manifestarse físicamente en nuestro cuerpo y una de esas manifestaciones es apretar la mandíbula o rechinar los dientes inconscientemente (por ejemplo, mientras dormimos o durante el día al concentrarnos). Esa tensión constante fatiga los músculos y afecta la dinámica normal de la articulación, pudiendo provocar desde ruidos hasta dolor. Muchas personas notan que en épocas de mucho estrés comienzan los problemas de ATM. Por eso, aprender a manejar el estrés y la ansiedad es un componente importante en el tratamiento de estos trastornos.
Q3: ¿Qué especialista trata los problemas de la articulación mandibular?
Generalmente, el primer profesional al que debe acudir es su dentista general. Muchos dentistas tienen experiencia en diagnosticar y manejar problemas de la ATM básicos, y pueden hacer férulas o indicar tratamientos iniciales. Si el caso es complejo, pueden derivarlo a un especialista en Disfunción Cráneo-Mandibular o a un cirujano maxilofacial. También en ocasiones se trabaja en conjunto con fisioterapeutas especializados en la articulación temporomandibular, e incluso con psicólogos (si hay componentes de ansiedad/bruxismo). En Movimiento Sonrisas contamos con la orientación necesaria para guiar a nuestros pacientes o referirlos al especialista adecuado según la situación.
Conclusión
Un crujido en la mandíbula puede ser algo tan simple como un pequeño desajuste temporal o una señal temprana de un trastorno de la ATM. Lo importante es escuchar a su cuerpo y no ignorar las señales si vienen acompañadas de dolor u otras dificultades. Con medidas conservadoras, la mayoría de pacientes logra alivio y evita que el problema avance. En Movimiento Sonrisas, nuestra prioridad es su bienestar. Si le preocupa el ruido que hacen sus mandíbulas o siente molestias al abrir o cerrar la boca, visítenos en Lima, Perú. Estamos aquí para evaluarlo cuidadosamente, responder a sus preguntas y brindarle el tratamiento más adecuado, devolviéndole la tranquilidad al comer, hablar o reír. ¡Porque ninguna molestia debe quitarle la sonrisa!
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