La caries es una de las enfermedades más comunes en la infancia, pero también es totalmente prevenible con buenos hábitos. Para lograrlo es clave inculcar desde pequeños el hábito de cepillarse los dientes al menos dos veces al día, dedicando unos dos minutos cada vez y cubriendo todas las superficies dentales. También conviene limitar el consumo de alimentos y bebidas azucaradas (caramelos, refrescos, jugos) y promover una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y lácteos.
Además, los niños deben tener su primera revisión odontológica alrededor de los 5 o 6 años, o incluso antes si es necesario, para detectar problemas a tiempo. Durante el cepillado diario con pasta dental con flúor, conviene que los padres ayuden a los más pequeños hasta asegurarse de que limpian bien sus dientes. Para bebés, se recomienda limpiar sus encías con una gasa húmeda desde el nacimiento y empezar a cepillar tan pronto salga el primer diente, dos veces al día.
Según expertos, lo ideal es llevar al niño al odontólogo antes del primer año de vida y luego cada seis meses. Así se detectan caries incipientes y se refuerza la educación en higiene bucal. Un buen dentista también puede aplicar barniz de flúor en las visitas, fortaleciendo el esmalte.
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